Imagínate que tienes una reunión de trabajo, o simplemente una salida con amigos, o con tu novio o novia, y que alguien los interrumpiera diciendo “Compra aquí, 10% de descuento en autos”. Quizá en algunos casos funcione, pero en la mayoría definitivamente no.

En la vida “real” es decir la vida material, palpable o física,  las personas nos comunicamos de la forma tradicional: de persona a persona, para el intercambio de ideas y experiencias. En la mayoría de los casos -salvo cuando hay falta de confianza o conflictos-  los diálogos, o conversaciones fluyen por si mismas, y cada interlocutor asume un rol específico.

En internet, muchos dueños de negocio creen que las cosas son distintas, y peor aún muchos negocios se creen con derecho a asaltar el espacio personal de las personas sin sufrir serias consecuencias.

Algunos, acostumbrados a hacer lo que quieren en sus negocios, a veces hasta con sus clientes -por eso no están tan bien como quisieran- se olvidan que al final de cuentas, cuando postean, se están dirigiendo a personas con intereses, preocupaciones, necesidades y emociones, seres capaces de decidir lo que les gusta y lo que no. Pero, en lugar de ello, publican o se comunican como si le estuvieran hablando a niños, o muchisimo peor, a tontos.

Si para ti algo nuevo, te traigo otra noticia: Las redes sociales e Internet en general son el medio donde las personas tienen total albedrío a la hora de decidir qué consumirán y cuando.

Otro problema muy grave en Redes Sociales es que, con el fin  de no perder usuarios, los directivos de dichos medios los están asemejando más a la vida cotidiana, permitiendo a los usuarios ocultar las publicaciones de una fan page y hasta categorías enteras, de su feed de noticias. ¡Imagínate! Tal y como una persona evitaría a algún amigo o conocido demasiado “pesado”.

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La solución a todo esto es cambiar tus paradigmas y recordar cómo son nuestras conversaciones en la vida cotidiana. Expresar las promociones u ofertas cuando las haya, no como un “compra ya” sino como cuando un amigo,  mentor o consultor, te da un consejo, una sugerencia que no evoca a tu bolsillo sino a tus necesidades, anhelos, y deseos tanto latentes como profundos para satisfacerlos.

El resto de publicaciones o la mayoría de ellas tienen que invocar al ser adulto y mantenerlo enganchado brindándole solo lo que le interesa o es relevante para él.

Después de todo, ¿Cuántas veces haz rechazado a vendedores de puerta a puerta? ¿Cuántas veces has ignorado  un anuncio de televisión mientras conversabas con alguna persona?

Una vez que logres alinearte con las nuevas reglas, ¡Continuará la fiesta!

Éxitos en tu emprendimiento!

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